En el Corsódromo “José Luis Gestro” de Gualeguaychú se vivió la segunda noche del Carnaval del País, el espectáculo a cielo abierto que más público convoca en el verano en la Argentina.
Según la Comisión del Carnaval, aproximadamente 15 mil personas presenciaron este espectáculo: ocho mil menos que en la noche inaugural del sábado pasado; pero una cantidad por demás aceptable si se tiene en cuenta el recambio de quincena y que históricamente las primeras jornadas siempre son dispares, y luego experimentan un aumento sostenible y constante.
Este año, el Carnaval del País dedica su edición 2023 al recordado dirigente del Club de Pescadores, Bartolomé Clemente “Tole” Luciano; un justo homenaje para un ser que ha sido solidario, con espíritu colaborativo y como coinciden quienes lo conocieron “una buena persona”.
La celebración de la alegría comenzó minutos antes de las 22, es decir, media hora más tarde de lo previsto y con un público que desde las tribunas comenzaba a impacientarse. Cuando a las 21:56 Silvio Solari, la voz del Corsódromo, dio la bienvenida con su toque tan particular que lo ha convertido en un sello distintivo y parte de la ceremonia del Carnaval del País, el público exteriorizó su adhesión casi incondicional a esta propuesta que elaboran los cinco clubes, pero que involucra a toda una ciudad.
Solari destacó que este es el carnaval más largo del mundo, les dio la bienvenida a los vecinos uruguayos que aprovechando que los favorece el cambio monetario vienen a disfrutar del Corsódromo; luego invitó a batir las palmas y llamó a festejar la vida que cada uno se debe y dio de esa manera la bienvenida a Gualeguaychú y al Carnaval del País. Y comenzó el tradicional conteo: 5, 4, 3, 2, 1… y desde los altos parlantes se interpeló: “¿Qué está pasando Gualeguaychú? ¿Qué está pasando en el Corsódromo? ¿Qué está pasando en el Carnaval?”. Fue cuando la comparsa Ará Yeví (Club Tiro Federal) comenzó a transitar los 500 metros de la pasarela compartiendo su propuesta “Indiferentes”. Luego fue el turno de Kamarr (Centro Cultural y Social Sirio Libanés) con su propuesta temática “Impulso, ¡un grito de conciencia!”. La tercera en desfilar fue Marí Marí (Club Central Entrerriano), con su tema “Enérgica”. En cuarto orden lo hizo la comparsa O’ Bahía (Club de Pescadores) con “O’Bahía Rock” y cerró la jornada, Papelitos (Club Juventud Unida) con su tema “León”.
La noche tuvo todos los condimentos de una celebración carnavalesca: un clima agobiante por el calor que se aplacó en las playas y en los distintos paseos que propone la ciudad; una noche que fue agradable y hasta con una brisa reparadora que permitió vivir plenamente este espectáculo que tiene características de escala industrial. La expresión no es una exageración si se tiene en cuenta las cinco comparsas protagonistas, las quince carrozas que deslumbran a propios y extraños, el talento de los 1.200 actores en escena, las más de 70 mil plumas que les dan color y encanto a las distintas propuestas artísticas y una inversión que es de casi 200 millones de pesos.
Es cierto que siempre encandila el carnaval de Río. Nadie podrá negar que el carnaval de Venecia tiene su tradición. Tampoco se minimiza –todo lo contrario- lo que se vive en el Norte andino que tiene una milenaria herencia. Pero, el de Gualeguaychú tiene una magia inconfundible, donde el arte se expresa para el embeleso visual y auditivo que hace mover a todos los cuerpos y donde nada queda inerte.
Son diez noches donde se vive una fiesta para todos -sin excepción y sin distinción-, y que se graba lo vivido en el corazón para ser transformado en memoria para toda la vida. Quien vivió el Carnaval del País siempre tendrá historia por contar.
Gualeguaychú es la Ciudad de los Poetas; la de las luchas ambientales casi épicas que recuerdan a David contra Goliat; es la ciudad de la industria, de la producción agropecuaria, del polo universitario, del comercio, los servicios y el turismo. Pero, en el verano se transforma en la ciudad del Carnaval. Es cuando el encanto (mejor dicho, el encantamiento) se instala en una noche de sábado y no se va hasta el último son que se escuchará el 25 de febrero.
El Carnaval del País hace vibrar a un pueblo durante las diez noches de verano; acaso se asemeja a un banquete colectivo donde se comparte la fascinación, el atractivo, la seducción de saberse receptores de las sensaciones que despierta la manifestación artística.
Las personas son público y protagonista al mismo tiempo; porque a las tribunas suben los sones de la pasarela, pero baja –como una devolución- el rítmico movimiento -casi oscilante- de los cuerpos; del mismo modo que estalla el reconocimiento con las palmas y maravilla el coro que se le hace a las canciones de las comparsas.
Ser público y protagonista al mismo tiempo es una vivencia que sólo en el Corsódromo “José Luis Gestro” se vive de una manera tan única como intransferible, y que ninguna crónica puede describir. Estar para vivirlo y contarlo para invitar a venir. No hay otra manera.
Fuente: Análisis Digital.